Es de dominio público que Chile está menos competitivo para industrias de uso intensivo de electricidad. Lo que no es de amplio conocimiento es que todas las formas de producirla, la hidroelectricidad es la de menor costo seguida por la que usa carbón, el gas, lo nuclear y las nuevas energías como la geotermia, solar y eólica, quedando el petróleo como la más cara, con costos 6 veces la primera. Siendo Chile un país cuyo recurso propio es la hidroelectricidad tuvimos una importante participación de ella en la matriz eléctrica, desde cifras cercanas al 90% hasta actuales cercanas a 40%, lo que puede variar también fuertemente según un año sea seco o húmedo, ya que en este último caso se triplica el aporte hidroeléctrico del primero, con la consecuente reducción de los costos de generación y también de precios al consumidor. Tampoco es de clara conciencia que la electricidad es el motor irreemplazable de la industria, minería, servicios y vida doméstica y que el desarrollo del pais requerirá en un plazo máximo de próximos 15 años, adicionalmente a lo existente, tanta nueva máquina generadora y sistemas de transporte eléctrico como lo ya instalado en el país durante los 120 años pasados de existencia de esta innovación tecnológica del siglo XIX. Además de lo ya dicho, está la necesaria conciliación de las distintas tecnologías ya enumeradas que conforman la oferta para determinar la forma en que diaria y horariamente se satisface la demanda. Lo obvio es que ello debe hacerse con seguridad y con el menor costo de modo de abastecer toda la demanda en un equilibrio eléctrico segundo a segundo.Todo lo anterior forma parte de la economía eléctrica, que a partir de la tecnología de la oferta y la caracterización de la demanda define costos y precios del suministro eléctrico. Sin embargo estamos en un país enrarecido por la ideología medioambiental y política, que combate la mayor demanda minera desconociendo su motor económico y obstruye el necesario desarrollo hidroeléctrico y el termoeléctrico. Tampoco define el tema nuclear, y hay convencidos que lo solar y eólico es un sustituto barato de todas las otras tecnologías. Lo concreto es que el antagonismo al desarrollo eléctrico es inconsecuente con una sociedad que usa dicho insumo crecientemente para mejorar su calidad de vida, y que es necesario educar la visión hacia un país interconectado desde Aysén hasta Arica por grandes sistemas de transmisión, intercambiando hidroelectricidad sureña con termoelectricidad norteña y complementos geotérmicos, biomasa, solares y eólicos, única forma de seguir progresando.
ECONOMIA ELECTRICA (Junio 2013)
Francisco Aguirre Leo
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